Cejas
Por la mañana me levanté en ropa interior y polera, que calor más fastidioso, mis pies rozan con alguna que otra cosa del suelo...no quiero ponerme ropa, entro al baño y me miro al espejo. Veo una maraña de pelos y unas cejas prominentes que necesitan de una pinza de inmediato. La voy a buscar y empiezo a ensañarme con ellas. No es un buen día, mi animo anda por el suelo y no quiero salir de la casa. Siempre he dicho que mi casa es mi templo y mi caparazón, cuando no quiero saber nada de nadie me escondo aquí y aprovecho de hacer cosas absurdas como sacarme las cejas.
Despues veo uno que otro fotolog y la veo a ella con su mirada capciosa, su cuerpo delgado, su amor reprimido y siento envidia, no sé porqué pero siento envidia de ella. Dicen que la envidia hace mal y no me importa, no siento que sea algo malo para mí.
Recibo una llamada, y me visto rápidamente a tomar la maldita micro que demora mas de lo acostumbrado, mientras espero veo a dos señoras de edad hablando sobre un perro que está imposibilitado de mover sus piernas en el paradero. Una de ellas, señora de vestido floreado, decide ir a comprar leche y se consigue el número de una experta en perritos callejeros...la miro y me sorprendo, tanta bondad y yo ni un poco. Luego miro un poco a la nada y recuerdo que mi carrera está en un stand by por ser vacaciones, olvido mi nocion de ayuda y me averguenzo de mí misma...no puedo seguir, ahí viene la micro atiborrada de gente, marcó con mi tarjeta y me dedico a escuchar lo que dos señoras de edad hablan. En mi interior río ya que lo único que hacen es criticar todo lo que se les cruze frente a ellas...patéticas.
Llego al metro y me encamino a mi destino final. Antes de llegar 2 hombres me observan con cara de asaltantes...me asusto pero intento parecer lo más tranquila posible, meto la mano a mi bolso y marco el número de la protección. Me bajo, los hombres se marchan y yo me siento a esperar como todos los que se encuentran en ese momento en la boletería. Espero unos minutos hasta que aparece con una polera roja, mientras se acerca siento una extraña sensación que no había sentido antes...es una mezcla de suave azúcar y emoción, sonrío y le muevo mi mano, sonríe y me abraza, lo beso, él también a mí, le paso mi chaqueta y le pido la mano, me la dá y nos vamos caminando...que rica sensación. Le cuento algunas cosas que me ocurren, el ríe y me dice que voy a estar bien, le hago un puchero y sonríe, yo por mi parte sigo mirando al frente y me siento un poco bajoneada, él sabe porqué pero no quiere molestarme, solo seguimos caminando.
Llega la hora de despedirnos, lo abrazo y lo miro, no quiero soltarme, no quiero que se vaya, pero debe. Me da un beso mientras suena el pitido del metro, las puertas se cierran, y él se despide afuera, yo le sonrio y el metro empieza a andar, lo sigo mirando y el voltea...me sonríe como me gusta a mí.
Hago otras cosas durante la tarde, al final llego a mi casa, hace calor, me saco la ropa me pongo mi polera roñosa y vuelvo a estar en ropa interior sobre mi cama escuchando una canción melancólica, veo el espejo y las pinzas donde las dejé, me miro y compruebo que aún están esas cejas malditas jodiéndome....